• La primera, el proceso de cáncer que vivió mi madre.

Por entonces, yo trabajaba en el sector bancario. Me pedí un año de excedencia para acompañarle en su último año de Vida.

El deseo profundo de ayudarla me llevó a investigar, a estudiar sin descanso, a analizar y poner en práctica cada hallazgo.

Y descubrí algo que me sacudió: no todo lo que nos cuentan sobre la Salud es verdad. ¡Aluciné!

• La segunda, aún más dolorosa: la partida de mi madre y de mi hermana en menos de un mes.

Este golpe me devolvió a las preguntas que de niña me hacía sobre la Vida:
– ¿Hay Vida más allá de la Vida?
– ¿De dónde venimos?
– ¿A dónde vamos?
– ¿Para qué nuestro paso por este planeta Tierra?

Como ves … me replanteé toda mi Vida.

• Hoy sé que vivimos llenos de creencias que nos han inculcado. La mayoría, están muy lejos de ser verdad.

Y a ti te pregunto:
– ¿Has detectado cuáles son las tuyas?
– ¿Sabes si te impulsan o si, por el contrario, te frenan cada día?

En mi caso decidí tomar las riendas, es decir ser mi propia Ministra de Salud: mejorar mi Salud, mi Estilo de Vida, definir mis valores y mis creencias.

Ese análisis de coherencia me llevó a tomar decisiones profundas.

Por entonces vivía con un cansancio constante y diversas patologías: migrañas invalidantes, inflamación, gases intestinales, urticaria, rosácea, mucosidad, estrés, embotamiento mental … que, con el tiempo, lo había considerado normal.

Hasta que dije: ¡Basta! Harta de que nos quieran enfermos crónicos.